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Los dones del San Diego, flor de muerto, clavel chino...

Hay varios tipos de San Diego 

Aquí en Nicaragua se encuentran por lo menos seis variedades. La más común en los patios es la Tagetes patula. La gente además de gustarle la flor, la siembra a la orilla de las casas porque dice que ahuyenta las culebras. No es para menos porque al restregar las hojas entre los dedos, tira un olor fuerte y hostigoso. A cualquiera desespera. En los tiempos de antes, esta planta era común sembrarla en la tumba de los difuntos, por esto le encajaron "flor de muerto" porque además, para nuestros ancestros el color amarillo simbolizaba la muerte.

Tagetes patula
Tagetes patula. Cortesía de Spice garden.

La esencia del San Diego

En los exámenes de laboratorio han encontrado en la flor, una sustancia llamada quecetagina, muy útil para fabricar un colorante amarillo. Eso no es nada, porque en todas las variedades de la flor de muerto, se encuentra un aceitito que le da ese olorcito a la mata que le repugna a la mosca blanca, a la mariquita, a la polilla del maíz y al gusano del repollo. La pura raíz es campeona para combatir a los nemátodos. Estos nemátodos son unos animalitos tan chiquitos que no se ven al ojo, pero hacen desastres en los siembros. Viven anclados a las raíces chapándoles la savia. Por esto, los siembros atacados se ponen amarillentos y tan raquíticos que no se desarrollan.

Receta contra nemátodos

La savia es la sangre en las plantas y es el alimento de los nemátodos. En el más terrible ataca en los viveros de café lo han controlado con un preparado de raíces. En este caso, usan la raíz del San Diego, la enjuagan, cortan en pedacitos, machacan y dejan en remojo de un día para el otro. Por cada libra machacada ocupan diez litros de agua. En el vivero, para regar a cada plantita en bolsa ocupan medio litro de esta composición.

tagetes erecta
Tagetes erecta. Cortesía de UniProt.

Prácticas y técnicas preventivas

“Antes teníamos otro enfoque del manejo integrado de plagas. Eramos muy románticos porque priorizábamos el control biológico natural y después el resto. Todo giraba en evitar el uso de plaguicidas químicos para no alterar la población de estos amigos en la agricultura, los riesgos a la salud y a la contaminación del medio ambiente...”. Es la reflexión entre Carlos Gómez, Marvin Vásquez y Felipe Pilarte, ingenieros especialistas en el Manejo Integrados de Plagas. Ahora ellos tienen otro planteamiento sobre la apuesta en la extensión, capacitación y promoción de un paquete de tecnologías y prácticas encaminadas a una agricultura más ecológica, que abordaremos en próximas notas.

Tomado de la Revista Enlace 57 y de la publicación “Tácticas, técnicas y recetas para la agricultura sana” de la editorial Enlace.

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