SIMAS

Grandes beneficios al diversificar los cultivos

En la comunidad Yale Nº 2, del municipio El Tuma - La Dalia (Matagalpa), se ubica la finca El Jardín de siete manzanas de tierra. Aquí , Evin Martínez de 21 años, cosecha utilizando innovaciones agroecológicas.

En la finca el joven Evin estableció un huerto con diversos cultivos en eras o bancales entre espalderas para enredaderas en asocio con frutales. El propósito consistió en aprender a producir otros cultivos para la seguridad alimentaria y nutricional, compartir conocimientos sobre prácticas agroecológicas y planificar la siembra para ofrecer productos al mercado local.

Establecer un huerto familiar, de hortalizas o de frutales, al inicio requiere de mucho trabajo por la limpieza de piedras, del monte, de basura, preparar aboneras, hacer almácigos, viveros y construir eras o bancos porque algunos cultivos lo necesitan como la zanahoria, la cebolla y el repollo. En cambio el ayote, el pipián, el chayote, la granadilla, la berenjena, el frijol de vara exigen menos trabajo porque se plantan por golpe de siembra.

La innovación

El innovador Evin Martínez. Foto RV/Simas

“Un huerto necesita de un cerco para evitar el daño de los animales, sobre todo de gallinas y cerdos; Pero la clave principal para enfrentar tropiezos y tener éxito es dominar los conocimientos básicos para manejar mejor los diferentes cultivos nuevos, y puedan ponerse en práctica sin dificultad”, reflexiona Evin Martínez mientras observa el fruto de su esfuerzo hecho en el patio que ha destinado para combinar tres tipos de huerto en uno: un huerto familiar, uno de hortalizas y uno de frutales.

Como el solar del patio estaba poco aprovechado, Evin había puesto el ojo en ver cómo le sacaba el jugo. Decidió cultivar 10 plantas de naranjillas que le dieron sus frutos. Fue entonces que se animó ha echar andar este tipo huerto. Así ha destinado el área de tres tareas para innovar su huerto pegadito a la casa.

“Voy a trabajar con un proyecto de innovación en un sistema agroecológico diferente. Mi reto es implementar varias prácticas con hortalizas, frutales y cultivos de parra. Las hortalizas que voy sembrar en el área son: cebolla, tomate, zanahoria, chiltoma, repollo. De frutales me faltan injertos de cítricos de mandarinas, limón y naranja. Ya tengo algunos mangos, me faltan algunos aguacates, tengo naranjilla, melón y nancite. En otro parte tengo parras de chayote, granadilla y maracuyá. Todo esto en un área de tres tareas, que son 25 varas cuadradas”, explica el innovador Martínez.

Como el solar del patio estaba poco aprovechado, Evin había puesto el ojo en ver cómo le sacaba el jugo. Decidió cultivar 10 plantas de naranjillas y vaya que si le dieron sus frutos. Fue entonces que se animó a echar a andar este tipo de huerto.

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Plantas repelentes o aromáticas

Foto Roberto Vallecillo/Simas

Los insectos son tan necesarios como peligrosos para las plantas. Una táctica de Evin Martínez para evitar a los dañinos es sembrar plantas repelentes. En este grupo sobresalen casi todas las de flores azules o lilitas y las aromáticas como el romero y la albahaca, que por su olor atraen a insectos benéficos que mantienen a raya a las plagas de las raíces, hojas, flores y frutos del huerto.

“Yo he puesto en asocio plantas intercaladas en los bancos de las hortalizas y en los almácigos. En el vivero están alrededor del lugar. Dispongo de San Diego, menta, orégano y nim. Como quiero probar con cebollas, zanahoria, apio... Mi compromiso es revisar información sobre sus cualidades en el Internet y en la bibliotequita que he ido formando con los documentos y revistas facilitadas por la Escuela de Promotoría Agroecológica del SIMAS. También cuento con mi tío Abel que es promotor de Acción Médica Cristiana”, señala el joven.

Según Martínez el San Diego corre los mosquitos y es buenísimo para el huerto, además “previene el ataque de hongos y se puede usar como biofungicida para controlar el chamusco en la papa. Sus raíces controlan el ataque de nematodos. El olor hostigoso es repelente de los insectos chupadores del grupo de los áfidos y de las hormigas”, asevera el agroecólogo.

El diseño del huerto

“En este sistema quiero aprovechar bien el asocio de frutales de arbusto con árboles: El plan es acomodar una mata de papaya en cada surco de cítricos que están en huaca, seguido va un banco con hortalizas, después va una espaldera, le sigue otro banco con hortalizas, después del banco sigue otra hilera de cítricos intercalados con papayas”, detalla Martínez.

El productos comparte que cuando los árboles frutales van creciendo lento aprovecha el espacio de las calles y entre plantas para asociar con otros cultivos que cosecha en pocos meses. “A los cinco años los frutales van a cerrar calle y abarque el área de los bancales o eras, dejaré sólo el frutal, pero no lo voy a dejar al gusto de él, porque voy a manejarlo con podas”, proyecta el joven.

Cuando caen lluvias en la finca El Jardín Martínez tiene listo un banco o cama con el que evita encharques; “Conservo el suelo y ofrezco mejores condiciones a los siembros. A mí me toma dos horas levantar un banco de un metro de ancho por 10 de largo”, explica.

El tiempo y esfuerzo para esta labor depende de cómo está el terreno, porque si está seco cuesta más; si llueve es más fácil. “Le voy echando basura, estiércol, cenizas de la cocina, hasta melaza; revuelvo siete veces, y está listo en 45 días. En esta cárcava construyo un dique con prendedizos porque carecemos de piedras. Voy a ponerle elequeme en uno y espadillo en otro, porque el madero negro no me funciona, no le gusta el agua”, enfatiza Martínez

Variadas prácticas

Foto Roberto Vallecillo/Simas

En la finca El Jardín Martínez también tiene un semillero: “tengo plantas que van directo al campo, es decir a los bancos. Otros que tengo que pasar a bolsas. Las que voy a pasar del semillero directo al terreno, son: el tomate, la cebolla y la chiltoma”, comenta.

Otra de las prácticas de este innovador ocurre con las rotaciones, las que utiliza son sembrar de primero una leguminosa o crucífera como el repollo y un tipo frijol, después especies de la familia compuesta y cucurbitáceas como lechuga, pepino o rábano. En el siguiente ciclo recurre a las umbelíferas y liliáceas como la zanahoria y la cebolla y termina de rotar con el grupo de las solanáceas como la berenjena, el tomate, la chiltoma y el chile.

“Antes de sembrar los cultivos para las espalderas hago las huacas mejoradas de un metro cúbico donde va el golpe de siembra. Las relleno con broza de frijol, ceniza, tierra fértil y desperdicios de la cocina.

Como rompevientos tengo mamey, nancite, melocotón, zapote, mamón chino. En esta innovación tengo un tanque de rotoplás que me está sirviendo para hacer riegos, mojar los almácigos de las hortalizas, el vivero de papayas de naranjillas, granadillas y de calalas”,explica el joven.

Otros aspectos que incluye en su finca este innovador son los abonos orgánicos. “Esta cantera es para la lombricultura, donde se produce abono y, más allá, está la compostera. Cada cultivo necesita cantidades distintas de abono para producir a su capacidad. Entre los más exigentes están: el coliflor, brócoli, repollo, la papa, zanahoria, cebolla, pepino”, asegura Evin, mientras revisa su manuales sobre cultivar en huertos.

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