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El desafío de las mujeres del campo

La participación de la mujer es vital para el desarrollo de sus familias y comunidades. En Nicaragua numerosos proyectos se ejecutan para beneficiar a este sector, sin embargo un estudio reciente elaborado por la especialista Silvia Martínez, del Instituto de Investigación y Desarrollo Nitlapan, señala las dificultades de las mujeres a la hora de tomar decisiones en dichos programas.

Para que las cosas mejoren en la vida de las mujeres y sus familias es necesario promover su participación en diversos sectores económicos. Esta es una de las premisas que evidencia la investigación “Análisis de las intervenciones externas en los procesos de empoderamiento de las mujeres rurales” presentadas durante el IX Congreso Interdisciplinario de Investigación de la Universidad Centroamericana.

La experta Silvia Martínez, comenta que en muchas zonas alejadas “vemos que las mujeres resultan beneficiarias de algunos proyectos desligadas de actividades que brindan mayor acceso a recursos económicos, porque eso está en manos de los hombres, entonces los roles de las mujeres dentro de los proyectos continúan ligados a actividades domésticas y dentro del hogar”.

El estudio reveló que en promedio las mujeres, en las comunidades Mancera (Jinotega) y 4 Esquinas (Matagalpa), en las que se realizó la investigación, toman el cinco por ciento de las decisiones frente a un 50.9 por ciento y 28.4 porciento, respectivamente, de los hombres.

“Los hombres son quienes toman las decisiones y son decisiones que las afectan al punto que si los ellos no sienten que resultarán beneficiados ni siquiera “autorizan” o “les dan permiso” a las mujeres para participar y eso es algo que debe tomarse en cuenta si se espera éxito en algún proyecto”, dijo Martínez.

La investigación concluyó, entre otros datos relevantes, que en el discurso de los hombres y las instituciones (dirigidas casi siempre por hombres), se contempla la participación de las mujeres aunque solo es vista como una forma de obtener beneficios de la intervención externa y el diálogo real con las mujeres es lento y con muchas barreras por superar.

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